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2014-11-10

NUNCA EN DOMINGO - JAMAIS LE DIMANCHE

Tal vez sólo sea un malestar pasajero. Tal vez sea el cansancio semanal acumulado. No sé, no quiero ir al médico a contarle que los domingos más recientes me han encontrado convertida en una pequeña marmota durmiente para que me recete más ejercicio y más dieta.

A lo largo de la semana soy una mujer con una dosis normal de energía: voy al trabajo, trato de hacer una hora diaria de ejercicio, cocino lo necesario (con ayuda de Don Gato (1) y de la Princesa Encantada (2), debo reconocerlo). El sábado soy la buena hija que dedica el día entero a My Lady, a la familia o a las amigas pero el domingo… ¡Ay Dios! El domingo me duele buena parte de las articulaciones y mi cerebro se mantiene en OFF casi todo el día. Don Gato, comprensivo como él sólo, se levanta y organiza a los chicos para el entrenamiento de fútbol, prepara un desayuno delicioso y se sienta a estudiar mientras yo dormito toda la mañana (y la tarde, después de almuerzo).

El domingo más reciente estuve pensando en que mi desaliento tal vez tenga que ver con un incremento inusual de mi sensibilidad. Tuve un momento de lucidez en el que me sentí abrumada por las malas noticias. No se piense que mi vida es un drama, no. Las malas noticias que me aplastaron fueron las del mundo, las del país, las de la ciudad: Un incendio que casi no se puede controlar y que ennegreció el cielo ya gris de mi Bogotá. Un proceso de paz estancado debido a muchas fuerzas e intereses encontrados. Un grupo de mineros enterrados y la impotencia nacional para rescatar sus cadáveres. Otro grupo de estudiantes desaparecidos en México, nación hermana que vive una guerra similar a la que campea en Colombia hace más de 50 años. El asesinato de un pequeño de 7 años por su hermano y su madre.

Y a la par con esos acontecimientos que sacuden el mundo, está todo lo demás: la intolerancia generalizada, la movilidad imposible que convirtió a mi amada ciudad natal en un perpetuo trancón, las mentiras de quienes apreciamos, los pequeños incumplimientos, las faltas al respeto, la basura en las calles, la deshumanización de las relaciones humanas.


Todo eso me tiene con ganas de salir corriendo. O de quedarme dormida y no enterarme de nada hasta que el mundo se ponga a girar al revés y la humanidad retome el rumbo y nos pongamos todos en armonía con el Universo.

(1) Don Gato: mi amado esposo, mi complemento, mi razón de ser, el hombre más maravilloso del planeta entero. La razón para llamarlo así: a ambos nos enloquecen los felinos.

(2) Princesa Encantada: película infantil producida por Disney en 2007. La protagonista lleva el mismo nombre que mi hijita prestada, así que ese será su personaje en este blog.