Enero 20 de 2021. 12:45 a.m.
Sueño que vivo en una casa de 3 pisos, en tierra caliente. No es la casa de Palermo. Estoy en mi habitación en un momento en el que supuestamente debería estar dormida a pesar de que es de día. Escucho una voz masculina y algunos ruidos en el primer piso. Me asomo al hueco de la escalera y veo que la puerta de mi casa está abierta, en ella está A. M. quien es mi vecino de la casa del lado derecho. Conversa y juega con mi gato Alej@ quien lo conoce y le tiene confianza. Al parecer, A.M. y yo tenemos costumbre dejar las puertas de nuestras casas abiertas y entrar cada uno a la casa del otro sin problema.
Escucho también risas de bebé, veo que es una niña muy
pequeña que al comienzo está en el primer piso con mi vecino y mi mascota pero al instante
aparece sentada sobre una pequeña silla al lado de mi cama en la habitación en
la que yo me encuentro en el 3er piso. Entiendo que la niña pide que la deje
mirar al espejo. La tomo con una sola mano (así de pequeñita es) y empiezo a
hablarle diciéndole que es muy linda, le muestro su imagen en un espejo
circular que tengo colgado en la pared al lado de mi cama. Le digo que es una
pequeña reina, ya que está muy elegante con un vestido que lleva tul, encajes y
diseños muy parecidos a los vestidos de las muñecas que tenía mi tía Betty en
su habitación. Además va primorosamente peinada con una moña alta que deja caer
unos lindos bucles de cabello negro desde su coronilla hacia atrás sobre su
cuello.
Mientras voy hablando, me doy cuenta de que la niña va
creciendo, se pone cada vez más pesada, se convierte en una muñeca de piel
completamente negra, vestido negro y sombrero negro con un pico como el de las
brujas. Se vuelve tan pesada y grande en un instante, que me siento ahogada.
Reconozco de inmediato un incipiente fenómeno de kanashibari o parálisis del
sueño, así que me llega de golpe la conciencia de que estoy soñando y yo lo puedo
controlar. Grito varias veces (sosteniendo la mirada terrorífica a la muñeca): ¡ESTO
ES UN SUEÑO Y YO LO CONTROLO! hasta que bruscamente salgo del sueño y me
despierto. No ha pasado ni siquiera una hora desde el momento en que empecé a
dormir.